Belén Chanes: “No planteamos la sesión Ochoymedio como algo que fuera a durar”

Aunque ha pasado por el mundo del teatro, la televisión, el cine y el doblaje, es conocida por la mayoría de gente por su faceta musical y empresarial. Belén Chanes es una de las tres precursoras de Ochoymedio, que no sólo es la sesión indie con más seguidores y más asentada de Madrid, sino uno de los marcos de referencia en la capital produciendo conciertos de los grupos más punteros de la escena alternativa nacional. Paralelamente, su largo bagaje musical formando parte de bandas como LKan o Bla la ha situado con una perspectiva privilegiada entendiendo, de primera mano, cómo funciona esto de la industria del espectáculo.

Nos reunimos con Belén Chanes en Pez Baker (C/ Del Pez, 38) la misma mañana en la que todos nos levantábamos con los rumores de que Joy Eslava, una de las salas de conciertos de referencia de Madrid, se ponía a la venta. Aunque al final todo apuntaba a una falsa alarma. Sea como fuere, había que empezar por ahí.


¿Se está yendo a pique la música en directo en Madrid?
No sé si en Madrid o en el mundo entero… Yo creo que es cosa del capitalismo. A los dueños de los pisos les ofrecerán un pastizal y resistirse será complicado. Debería haber una ley que pudiera evitar que sitios embemáticos como Joy Eslava o Pasapoga acabaran como una tienda ropa. Ya sé que la vida avanza, pero…

¿Falta pasión por la música entre los empresarios que se dedican al sector de los conciertos?
Alguien que tiene un negocio que se dedica a la música debería ser alguien interesado en la música. Si has elegido una sala de conciertos estaría bien que te gustara la música en directo.

Creo que es menos habitual de lo que nos gustaría. ¿Y ha cambiado mucho la escena en Madrid si echamos la vista 15 años atrás, cuando comenzó la sesión Ochoymedio?
Sí, ha cambiado. Ha crecido, ha empeorado, ha mejorado… según el aspecto. Se ha consolidado, precariamente, pero se ha consolidado. Y al consolidarse, o profesionalizarse, no es que se haya perdido frescura, porque hay muchos grupos que hacen cosas interesantes… Pero mira, por ejemplo, hace 15 años tú, para contratar a un grupo, hablabas con el grupo. Ahora, cuando un grupo crece mínimamente, ya tienen manager, un agente de prensa… mucha gente en medio. Que está bien, pero siempre que no dificulten que el grupo toque o que le sucedan cosas.

Hemos perdido un poco el acceso a los grupos, la comunicación…
Sobre todo, que parece que por un lado esta el indie comercial, que está en todos los festivales y, por otro, una escena de otros grupos que, a pesar de existir internet, nunca llega a ver la luz. Al menos, parece muy difícil que pase. Nada más hay que mirar todos los festivales, que están siempre los mismos grupos… (ríe)

Puede ser que también haya miedo a innovar, si sabes que un grupo te va a llenar el festival…
Es un problema, pero según para quién (ríe). Si yo fuera a hacer un festival me gustaría que hubiera más variedad y descubrir grupos diferentes. Y tambíen hay mucha gente que va a un festival pero no va a ver a los grupos. La cuestión es que hay cinco o seis festivales que son muy parecidos. Yo creo que si llega un festival con cosas nuevas, si lo hace bien, triunfa.

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Belén Chanes. Foto de imeminemagazine@.

Háblame de los comienzos de Ochoymedio. ¿Cómo surge hacer una sesión?
Pues no fue una decisión nuestra. Nos lo ofrecieron a Luis (pareja y socio de Belén) y a mí, que por aquella época estábamos con LKan. Un amigo que trabajaba en Trip Family nos planteó hacer una sesión de “esa música rara vuestra”. No sabíamos qué había que hacer, pero empezamos así. Meses después invitamos a David, que estaba de relaciones con nosotros, a unirse al proyecto. Al principio es que Ochoymedio no era una cosa rentable, era algo divertido. No lo planteamos como algo que fuera a durar.

Pues 15 años van, que no es poco…
Ya…(ríe) Para nada.

Y por el camino las sesiones Elástico, Franela y Spray. ¿Qué recuerdos te vienen a la cabeza?
Recuerdo que Elástico era una locura. Muy divertido. Ahí los de la sala nos hicieron una putada. Pensaron lo que piensan muchos dueños de salas cuando está funcionando la sesión: “Si lo hacen ellos por qué no voy a hacerlo yo y así no le doy nada a nadie”. Así que el dueño cogió a unos cuantos DJs que habían trabajado con nosotros, relaciones públicas… y se montó su propia sesión. Nosotros tuvimos que buscar otra sala para Elástico y la única disponible en la zona centro estaba justo al lado. Así que fue una putada. Una lucha continua de repartidores de flyers… en fin. Al final las dos desaparecimos (ríe).

Todo esto en paralelo con tus proyectos musicales: LKan, Bla o Supergrupo. Además, todos con una espíritu común muy fresco, muy divertido. ¿Se toma, a veces, el indie demasiado en serio a sí mismo?
De toda la vida. Pero en la época en la que había más grupos como nosotros, había como… más apertura. Ahora que vamos a sacar un LP por el 15 aniverario de LKan, por ejemplo, hemos estado revisando material y recordado que salíamos en el top de Mondosonoro y más cosas que ahora son impensables. Era una época en la que grupos así tenían cabida, grupos divertidos, con ironía y sentido del humor. Pero ahora no. Yo, personalmente, nunca he concebido la música como algo muy serio y sesudo. Por supuesto que tiene que haber grupos así, pero se pueden decir muchas cosas en distintos tonos y de distintas maneras.

Cambiando un poco de tema, leí la columna que escribiste hace poco hablando sobre el machismo en la industria musical. Me pareció realmente interesante y hablaste muy claro de muchas cosas. ¿Crees que ese machismo hace peligrar la motivación de muchas mujeres para trabajar en el sector? ¿Puede llegar a haber un cierto temor a emprender tal y como parece que está la cosa?
No creo que sea una cuestión de miedo, es una cuestión de techos de cristal que no puedes atravesar. Todo te envuelve para que no llegues. El mundo de la música es muy machista, igual que el resto. La música está dentro del mundo y el mundo es machista.

Y tú, actriz de teatro, de doblaje, filóloga, DJ, emprendedora… ¿Una búsqueda continua, inconformismo, diferentes maneras de expresar algo…?
Es que no me centro (ríe). No, yo estudié filología hispánica y teatro a la vez. Yo no quería dedicarme sólo a la filología, pero en casa me decían: “Cómo vas a estudiar sólo teatro…” (ríe). Y, de hecho, fue a través de un actor de una obra que estábamos haciendo cuando surgió LKan y mira. Lo que me pasa es que me cuesta mucho repartir el tiempo entre todo. Al final no te centras. Por ejemplo, ahora apenas doblo, porque tienes que ir eligiendo un poco qué hacer y claro, no todo te da de vivir. Realmente lo que me da de vivir es el Ochoymedio. Pero el resto lo completan. Al final, el Ochoymedio es mi trabajo. Lo bueno es que es un trabajo que te permite compaginar con otras cosas. Te pones tu horario, nos turnamos para pinchar…

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Belén Chanes. Foto de imeminemagazine@.

El cambio de la sesión a la Sala But sería un cambio muy importante, imagino…
Pues fue un cambio forzado. Cerraron la otra sala porque llegó Zara y claro… (ríe). Nosotros queríamos algo lo más parecido posible a la otra sala. No pensábamos que pudiéramos llenar un espacio así, nos parecía muy complicado. Tuvimos que cambiar un poco el concepto de la sesión. Entre el tamaño de la sala y que estaba cambiando la industria y el público… Seguimos pinchando grupos pequeños que van surgiendo y otros que nos gustan… pero te cae gente muy variada y tienes que abrir el abanico. Pero vimos también que era una sala muy guay para dar un salto con el tema de los conciertos.

¿Le auguras muchos años más de vida al Ochoymedio?
Pues no tengo ni idea (ríe). De momento creo que sí. Pienso que nos hemos adaptado bien a los tiempos. Pero es cierto que no sabes hacia dónde va a ir la cosa. Antes todo era electrónia y una sesión de pop o rock en una discoteca era impensable. Vete a saber si dentro de poco el indie es una cosa de señores de 40 años (ríe). La sensación cuando estás en la sala y ves a la gente es que queda club para rato.


Y seguimos charlando con Belén Chanes sobre Chico y Chica, uno de los grupos de los que mejor recuerdo guarda, y de Las Bistecs o Stereo Total, a los que admira. Y nos quedamos con una frase off the record charlando sobre los músicos con los que ha trabajado: “Las bandas son más normales de lo que cuentan las leyendas”.