Nos colamos, redactor y fotógrafa de I, Me, Mine! Magazine, en los preparativos del último concierto de una de las compositoras de folk-pop más valoradas por público y prensa especializada de España. Alondra Bentley (Lancaster, 1983) acaba de sacar a la luz Resolutions (Gran Derby Records, 2015) y, aunque la presentación oficial es en la Sala Sol, el próximo enero, ha citado antes a poco más de 100 seguidores y familiares en el Museo del Romanticismo de Madrid para hacer una primera toma de contacto.
Alondra y Nacho Ruiz (su teclista y 50% de Gran Derby Records) llegan arreglados para la ocasión y muy tranquilos, dispuestos a montar el escenario y hacer la prueba de sonido. Aprovechamos algunos tiempos muertos para intentar sacarle algún titular y todas las fotos que la tarjeta de memoria de la Pentax nos permita.
Alondra, con un fular por encima de los hombros, aguanta un vaso de plástico con té y dos cucharadas de miel mientras charla con Javi Peña (el otro 50% de Gran Derby Records).
¿Algún ritual preconcierto? ¿Algo que tomes siempre antes de salir a tocar?
No. Tengo cosas que no tomo antes de los conciertos (ríe). Antes, al principio, y hace poco en la Sala Contraclub, lo hicimos. Nos tomamos un bourbon antes de tocar.
¿Y ayuda?
Calienta la garganta. Eso es así (ríe). Yo ha habido veces que he estado regular, me he tomado sprays y cosas así… pero nada. Lo único que me ha funcionado ha sido el bourbon.
¿Os seguís poniendo un poco nerviosos antes de los conciertos?
Pues siempre…
Cada vez menos, imagino…
Depende. Hay veces que estás un poco más nerviosa.
El de la Sala Sol será una de esas…
Ahí estaré un poco más nerviosa (ríe). Además, ése será el primer concierto de la gira con la banda. Y cuando el disco no está rodado en directo… Me acordaré de todos los cambios, me acordaré… (ríe)
Llega a la sala uno de los miembros del equipo de Radio3, que van a grabar el concierto. El ambiente es distendido. Tanto que el técnico de sonido nos manda callar a todos y nos invita a alejarnos de la sala. Pero nos limitamos a bajar el volumen y, entre acordes y ganancias que suben y bajan, seguimos hablando con Alondra.
¿Qué tal el feedback del disco, Alondra?
Muy bueno. Sí… Además, las críticas que hemos leído han sido todas muy buenas.
¿Notáis muchas diferencias en la acogida respecto al resto de los discos?
El primero, al ser la primera vez, todo me parecía como… vaya (abre los ojos y sonríe). En el segundo, las críticas fueron muy buenas. Pero ahora noto las criticas como… más entusiastas. Supogo también que fue así porque el segundo disco era un poco más… lo que te puedes esperar.
Más continuista.
Sí. Entonces yo creo que ese entusiasmo viene de que en este disco hay cosas distintas. Entonces, a lo mejor, se puede llegar a coger con más ganas.
Habéis mantenido la esencia mientras que habéis evolucionado mucho…
Eso es… Ni mucho menos es una ida de olla. Yo le veo coherencia. El concepto de la grabación y de la producción es muy clásica, pero la mezcla no. De hecho es lo que más me gusta de Spacebomb y de Javi (Carasueño). Spacebomb consigue a la vez un sonido clásico y también actual. Y Javi se lo lleva siempre a un terreno más etéreo. Combinan muy bien.
Dejamos a Alondra y a Nacho seguir con el ensayo. Mientras, el equipo de organización del Museo del Romanticismo va montando el dispositivo para que a las 20:00 esté todo listo para que la gente entre. La prueba va acabando y aprovechamos para robarle unos minutos más en el camerino.
Háblame un poco del disco. Tiene una producción algo más compleja que los anteriores. ¿Lo vais a llevar tal cual al directo?
Lo que intentaremos será asemejar el directo lo más posible al disco. Pero claro, siempre habrá un trecho, pero la idea siempre es ésa.
¿Concibes el disco como una obra independiente del directo? Para muchas bandas es un trampolín para poder girar…
El disco en sí para mí es como… la joya. Donde más se ve el trabajo que quieres. Reducir tu disco a un motivo para girar, em parece algo triste. A mí lo que me gusta pensar es que el disco tiene una vida propia. Que siempre sea lo más importante, se haga gira o no después. Al menos así es como yo lo veo. “El disco”… (ríe).
¿Estás contenta con la trayectoria que estás llevando en tu carrera?
Sí.
¿Te imaginabas llegar a este punto? Es obvio que se te considera una artista muy respetada, tanto por parte del público como de la prensa especializada…
Pues… (se queda en silencio durante unos segundos) cuando has hecho cosas con coherencia, lo ves como algo normal. Ves normal que desde fuera se entiendan también las cosas. No siempre me he sentido así y ahora mismo sí siento que el disco se ha entendido. Noto un gramo más de respeto y que, por ejemplo, en las entrevistas me preguntan más sobre música.
Interrumpe Nacho durante unos segundos, con los nervios propios de los minutos antes de un concierto como éste, preguntando por el set-list y asegurándose de que el equipo de organización está en posesión de la lista de invitados definitiva.
¿Sobre qué te preguntaban?
“Chicas que cantan…”. Antes siempre me preguntaban cosas relacionadas con ser mujer. Ahora hay un poquito más de respeto. Ya, como mínimo, ven que has hecho tres discos, que sigues ahí, se asume que no es una cosa de moda… Acuérdate de que hablaban de una moda: todos sabemos qué chicas salieron allá por 2009 (ríe). Y todo eso cansaba un poco. Aparte de que te meten en un saco con el que no te identificas o te ves. Pero, esta vez, el tema lo he sacado yo (ríe).
Para acabar, y ya te dejamos que estás a punto de subir al escenario. ¿Cómo ves tu carrera en unos años? ¿Te sigues viendo con una independiente como Gran Derby? ¿Te plantearías entrar en una multi?
Si estuviera exactamente igual que ahora dentro de diez años, lo vería fabuloso. Ahora mismo es mucho trabajo, pero me gusta. Ponemos mucho de nosotros. Gran Derby no tiene varitas mágicas y yo tampoco, así que todo lo que pasa alrededor de la salida de un disco o una gira, es producto de nuestro trabajo.
Ya te dejamos. ¿Nerviosa?
Ahora mismo algo preocupada por mi voz (ríe).
